miércoles, 30 de diciembre de 2015

TIEMPO DE FIN DE AÑO

Se acerca el fin de año, que es el patrón con el que medimos el tiempo, marca el tiempo de la traslación de la Tierra alrededor del Sol. El tiempo lo percibimos de manera consciente como algo que pasó, pasa y pasará. Para un físico o un filósofo esta definición es insuficiente o inexacta, pero refleja cómo nosotros percibimos los hechos en nuestra existencia.

Recuerdo cuando cambió el año de 1999 a 2000 y todas las especulaciones creadas a partir de esa fecha, la expectativa sobre los cambios que se iban a suscitar y la sospecha de que era el inicio del futuro imaginado por los escritores de ciencia ficción y que mucha gente confundió con predicciones. Los autos voladores, la teletransportación y los viajes interplanetarios todavía están muy lejos de ser concretados y aún continúan muchos de los problemas de la antigüedad como el hambre , la guerra y la enfermedad sin una respuesta cercana. Cuando recuerdo el 31 de diciembre de 1999 y el 01 de enero de 2000 no encuentro ninguna diferencia cósmica o espiritual al menos detectable por los métodos actuales.

Ahora hoy en 2015 reflexiono que desde el punto de vista cósmico y universal, no es importante que transcurran 2000 años, la humanidad empezó hace 150 000 años y hace 6000 años existe la escritura, además que hace 4500 millones de años existe la Tierra. Ahora creer que porque han pasado 2000 años terrestres va a significar algo para el universo es muestra de lo engreídos que somos como humanos y aún estamos convencidos que somos el centro del universo, cuando la Tierra no más que un “punto azul pálido” en el Sistema Solar de una galaxia ordinaria en una de las cientos de millones de galaxias que existen.

Darle explicaciones místicas a el cambio del año es tonto, ritos para la buena suerte o creencias místicas con respecto al cambio del año es totalmente inútil y vano, el cambio de 2015 a 2016 es una medida que usamos para entender el tiempo, pero no representa nada más; la verdadera importancia radica en usarlo como el punto de partida para autoevaluarnos, para generar cambios y determinar proyectos en nuestro futuro.

Este fin de año lo usaré para estar con las personas que aprecio, recordar a quienes no están y propondré cambios en los hábitos y modos de vida más que propósitos, ya que la mayoría no se cumplen, pero estos cambios generarán beneficios a largo plazo.

Por:
Juan Gonzalo Gómez Lopera
@juangonzalo01

viernes, 1 de mayo de 2015

LA CULTURA Y LOS DEBERES ESCOLARES

En días anteriores fui a ver una película muy recomendada, Timbuktu, esta hace parte de un género de cine menos comercial que el habitual en nuestras carteleras, sin escenas de acción o sexo, sin efectos especiales que hagan sentir al espectador una realidad aumentada. Esta película narra la vida en una ciudad muy antigua del África occidental, en la República de Malí, que tiene mucha historia y una gran cultura. Esta película no narra nada fantástico, es la vida real que nos acerca a las costumbres y a las culturas que no conocemos, porque no estamos expuestos a ella, esto porque los medios occidentales americanos y europeos la menosprecian por ser bárbara y lo peor, la consideran poco comercial. Además no sigue una clara narrativa de inicio, nudo y desenlace que puede desconcertar a ciertos espectadores poco acostumbrados a películas que no siguen este esquema.

Algo llamó poderosamente mi atención y fue la presencia en el teatro de grupo de adolescentes cuyas edades supongo fluctuaban entre los 15 y 16 años, estos llegaron con el habitual barullo de su edad, pero poco común a la entrada de películas como la estaban proyectando. Hicieron ruido, hablaron fuerte y rieron en momentos de la película que eran inoportunos. La pregunta generalizada era: ¿qué hacía ese grupo allí? Era un grupo más dispuesto a ver Rápido y Furioso que Timbuktu.

La respuesta llegó cuando salieron del teatro, aunque algunos de sus compañeros se habían adelantado (esto era una pista), y es que al parecer del colegio donde asisten, les pusieron como tarea escolar ver la película y supongo que deben entregar una reseña o un ensayo sobre ella.

Surgió la pregunta ¿es necesario imponer actividades culturales como un deber escolar? o tal vez ¿no sería mejor crear un ambiente en que el estudiante se entusiasme por estas actividades y no sea necesario imponerlo?

Como mucho en la vida la respuesta es recurrir a un punto medio, la imposición excesiva de material cultural, artístico o científico puede generar el desprecio que produce la obligación y que impedirá la apreciación completa de algo que puede cambiar una mente joven para descubrir poco a poco vocaciones y habilidades provechosas para ellos. Pero dejar al gusto del niño, adolescente o al adulto estudiante el material a discutir y esperar a que el entusiasmo aparezca de la nada, sin requerir al menos un empujón, sería ingenuo.

Muchos de los descubrimientos que hicimos en la escuela y que más han cambiado mi vida han venido de materias y actividades que no eran muy populares entre la generalidad de estudiantes. Esto es exponer así sea de manera obligatoria a contenidos culturales que de otra manera no la hubiese visto. Así que apoyemos al profesor que por una vez hizo que sus estudiantes fueran a cine a ver una película a la que probablemente nunca le hubieran pagado una boleta, pero los expuso a una cultura distinta y modo de vida que de otra manera nunca conocerían.

JUAN GONZALO GÓMEZ LOPERA
@juangonzalo01