Se acerca el fin de año, que es el patrón con el que medimos el tiempo, marca el tiempo de la traslación de la Tierra alrededor del Sol. El tiempo lo percibimos de manera consciente como algo que pasó, pasa y pasará. Para un físico o un filósofo esta definición es insuficiente o inexacta, pero refleja cómo nosotros percibimos los hechos en nuestra existencia.
Recuerdo cuando cambió el año de 1999 a 2000 y todas las especulaciones creadas a partir de esa fecha, la expectativa sobre los cambios que se iban a suscitar y la sospecha de que era el inicio del futuro imaginado por los escritores de ciencia ficción y que mucha gente confundió con predicciones. Los autos voladores, la teletransportación y los viajes interplanetarios todavía están muy lejos de ser concretados y aún continúan muchos de los problemas de la antigüedad como el hambre , la guerra y la enfermedad sin una respuesta cercana. Cuando recuerdo el 31 de diciembre de 1999 y el 01 de enero de 2000 no encuentro ninguna diferencia cósmica o espiritual al menos detectable por los métodos actuales.
Ahora hoy en 2015 reflexiono que desde el punto de vista cósmico y universal, no es importante que transcurran 2000 años, la humanidad empezó hace 150 000 años y hace 6000 años existe la escritura, además que hace 4500 millones de años existe la Tierra. Ahora creer que porque han pasado 2000 años terrestres va a significar algo para el universo es muestra de lo engreídos que somos como humanos y aún estamos convencidos que somos el centro del universo, cuando la Tierra no más que un “punto azul pálido” en el Sistema Solar de una galaxia ordinaria en una de las cientos de millones de galaxias que existen.
Darle explicaciones místicas a el cambio del año es tonto, ritos para la buena suerte o creencias místicas con respecto al cambio del año es totalmente inútil y vano, el cambio de 2015 a 2016 es una medida que usamos para entender el tiempo, pero no representa nada más; la verdadera importancia radica en usarlo como el punto de partida para autoevaluarnos, para generar cambios y determinar proyectos en nuestro futuro.
Este fin de año lo usaré para estar con las personas que aprecio, recordar a quienes no están y propondré cambios en los hábitos y modos de vida más que propósitos, ya que la mayoría no se cumplen, pero estos cambios generarán beneficios a largo plazo.
Por:
Juan Gonzalo Gómez Lopera
@juangonzalo01
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Juan Gonzalo Gómez Lopera
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