viernes, 3 de marzo de 2017

SOBRE LA MUERTE



Siempre enfrentarse a la muerte es algo muy difícil y en la mayoría de las veces es muy triste, en otras ocasiones es un alivio cuando se sabe que termina un sufrimiento actual y potencial proveniente de una enfermedad física y podría también decirse cuando el sufrimiento es emocional, en casos de suicidio.

Nuestra mente trabaja de una  manera que tiene insertado evolutivamente el instinto de supervivencia, lo que hace que siempre queramos mantenernos vivos a toda costa, pero este también puede inactivarse ante estímulos emocionalmente muy violentos como ver en peligro a un ser querido, como bien lo saben algunos padres cuando ven a sus hijos en riesgo. También existen las depresiones y otras enfermedades mentales que inducen al suicidio y cuando una situación es tan extrema y la muerte es cercana e inevitable, como bien lo saben los soldados en batalla. Solo así le damos la bienvenida y la llamamos como San Francisco de Asís, la hermana muerte.

Muerte de la Virgen, La Dormición o El Descendimiento, 1605-06, por Caravaggio, Óleo sobre lienzo, 369 x 245 cm., (Barroco Italiano-Caravaggismo oscuro)
El temor a la muerte es el temor a lo desconocido, los que aseguran que nos  espera un “más allá” lo hacen desde el punto de vista religioso y se asume desde la fe no del conocimiento, nadie ha vuelto a contar lo que hay y lo que no hay, es algo sin regreso e irremediable, por lo tanto incognoscible, por lo que aterra a los llamados vivos.

Para poder entender la muerte, debemos entender la vida y que es lo que representa, cuáles son sus atributos. De estos atributos sabemos que los humanos a través de la conciencia de nuestro ser, de que somos un individuo con un nacimiento y un final que es dado porque percibimos el tiempo. Muchos animales perciben cuando un animal está vivo o muerto e incluso se sabe que hacen algunos rituales para algunos de los miembros de su manada, además evitan la muerte a través del miedo que es una emoción, aun así no se imaginan un más allá, ni se preguntan si somos poseedores de un alma inmortal, el deseo de perdurar más allá de la muerte es exclusivamente humano.

La muerte biológica es el cese de las funciones cerebrales que posteriormente causa el cese de las funciones corporales, la muerte no es causa por la parada cardiaca como habitualmente se piensa, sino por la ausencia de funciones cerebrales, ya que el estado que es llamado muerte cerebral es absolutamente irreversible, mientras un paro cardiaco y respiratorio puede ser revertido mediante tecnología médica. Es el cerebro la fuente de todo nuestro conocimiento y de nuestra esencia como ser humano.

El ser humano siempre alberga la esperanza de que la muerte no sea el final y que nuestra conciencia y nuestra esencia sobreviva después, pero debemos asumir una postura escéptica ante esto no está a nuestro alcance saber que hay más allá de la muerte, por ahora debemos asumir que la muerte es un proceso biológico y que nuestra conciencia y nuestra esencia finaliza una vez nuestro cerebro deja de funcionar.