Hay dos cosas en la sociedad a las que se
les da una excesiva importancia, las posesiones materiales expresadas a través
del dinero, las cosas y el disfrute hedónico y el reconocimiento social por
cualquier clase de mérito sea académico, social, científico, estético y cognitivo, tanto es así que muchas personas en el afán de ser reconocidas hacen
sacrificios personales inimaginables en pos de
que sean visibles a las demás personas.
¿Hasta dónde sacrificaríamos nuestro
bienestar por algo tan vano como las cosas y el reconocimiento, que son
deleznables y efímeras? el apego hay lo externo causa el sufrimiento, por lo que nunca es suficiente lo que se tiene o cuando se pierde algo
que se daba por sentado.

La sensación de felicidad que se obtiene
cuando se logra el objeto del deseo, es alta pero se desvanece rápidamente, esto
se hace patente cuando alguien hace una fila de varios días por el teléfono
móvil de moda y se alegra de ser el primero en tenerlo y de presumirlo en las
redes sociales para que lo reconozcan sus amigos y otros que no lo son tanto,
pero esta alegría pasa a los pocos días cuando ya vuelve a ser lo que es, un teléfono
como cualquiera que será reemplazado por otro con nuevas características.
La felicidad dada por los objetos y el
reconocimiento, es la misma alegría que tiene un animal cuando se suple una
necesidad básica, cuando se alimenta o incluso en el caso de las mascotas, lo
que sucede cuando ve a su amo. Volvemos necesidades esos apegos a los objetos,
que se nos vuelven como el alimento y cuando no los tenemos, esa sensación de
ausencia y de malestar, se nos parece al hambre y así se asemeja en nuestro
cerebro y en los centros de recompensa.
Estamos cambiando nuestro cerebro para que
nuestras posesiones y el reconocimiento sean como una especie de necesidad y lo
pongamos por delante de muchas necesidades básicas, lo que explica el porqué de
muchas personas sacrifican su alimentación para poner las fotos en las redes
sociales luciendo cuerpos de portada de revista de modas, o se someten a deudas
impagables por tener un guardarropa a la moda y pierden amistades o sus
relaciones familiares por trabajar excesivamente para lograr un reconocimiento
público.
Existe un estudio realizado en la
universidad de Harvard el cual se evalúa a largo plazo a un grupo de hombre
adultos para determinar cual podrían ser las variables que determina mejor la
salud, el bienestar y la felicidad, y la conclusión podría resumirse en tener
buenas relaciones interpersonales y que estas relaciones sean estrechas. Como
humanos la felicidad está en los demás, en tener lazos estrechos con los otros
seres humanos y quien no lo logra carecerá del bienestar y la felicidad. https://www.ted.com/talks/robert_waldinger_what_makes_a_good_life_lessons_from_the_longest_study_on_happiness?utm_source=tedcomshare&utm_medium=referral&utm_campaign=tedspread.
Buscamos la felicidad en los lugares y las
cosas equivocadas, en vez de perseguir lo verdaderamente valioso, hemos
preferido caer en la recompensa visceral de las felicidades transitorias y
satisfacción inmediata. Nos dejamos vender modelos de felicidad de parte de las
empresas, de los gobiernos o de las ideologías.
Debemos propender por lograr una relación
verdadera con alguien, no importa y no es indispensable que involucre amor romántico,
puede ser un gran amigo o una relación entre nuestros familiares, lo importante
es que logre que le importes a alguien y ese alguien te importe mucho. Tampoco es
necesario exponer ante la sociedad cada una de nuestras experiencias, logros u
objetos materiales para que estos nos sean valiosos. Ser más introspectivos y
dejar que el disfrute de la experiencia sea la meta final.
JUAN GONZALO GÓMEZ LOPERA
@juangonzalo01