La
sociedad consumista actual le da una excesiva importancia a las posesiones
materiales como el dinero, objetos de lujo, el disfrute hedónico y el
reconocimiento social por cualquier clase de mérito sea académico, social,
científico, estético y cognitivo como los medios para alcanzar la felicidad.
Aun así, muchas personas que logran estos objetivos trazados por los estándares
sociales y la publicidad no logran ser felices.
En busca de un
beneficio mayor posponemos la felicidad presente ¿y si al final este sacrificio
no vale la pena? Si para llegar al cargo directivo que te dará un buen sueldo y
un prestigio profesional tuviste un exceso de preocupaciones que te lleve a
estar ansioso y a descuidar tu salud produciendo un infarto o si ese tiempo
extra que gastaste en el trabajo haga que tu familia te considere casi un
extraño.
Si
las personas tienen todos los objetos y logros que la publicidad promete dan la
felicidad, pueden continuar estando insatisfechas e incluso tristes ¿cuál es el
error? ¿Por qué alguien que tiene todos los lujos y los reconocimientos puede
ser profundamente infeliz?
Cuando
afrontamos las formas de conseguir estos medios que auguran felicidad, hacemos
ciertas transacciones, sacrificamos tiempo, dinero, relaciones e incluso la
salud si esto da una perspectiva de un futuro feliz.
¿Será que el
error está en poner nuestra felicidad en cosas materiales o el reconocimiento? Es
el deseo y el apego a lo externo la causa del sufrimiento, porque nunca es
suficiente lo que se tiene.
Muchos filósofos,
científicos y otros posibles expertos han tratado de saber que es la felicidad
y cómo alcanzarla. Esto ha hecho que haya múltiples tratados, métodos, guías o
cursos para alcanzar la felicidad con resultados variables. A veces de forma
consciente y planeada buscamos las maneras de alcanzar la felicidad y en otras,
la mayoría, actuamos siguiendo un impulso conductual involuntario para llegar a
un placer que nos proveerá de felicidad o al menos eso creemos y a eso
aspiramos.
El
placer, esa sensación de alegría y bienestar, de gusto inmediato que se logra
cuando se satisface una necesidad o cuando se obtiene la recompensa de algo, es
un mecanismo fisiológico para impulsar conductas que lleven a un beneficio como
satisfacer el hambre, saciar la sed o conductas reproductivas, también se
presenta en conductas más avanzadas como el goce intelectual o estético. Otros
ejemplos de placer pueden verse cuando se logra el reconocimiento por los demás
y en tener lo que estamos deseando como mercancías que se puede asemejar a la
satisfacción de una necesidad fisiológica como el hambre.
El
placer es un mecanismo fisiológico y homeostático, que ayuda a regularlas
necesidades corporales y cuando hay la percepción de una carencia corporal se
activan las sensaciones de malestar y disgusto que solo pueden ser eliminados
satisfaciendo la necesidad biológica.
Este mecanismo
biológico puede volverse patológico como en las adicciones o conductas de aversión
por ejemplo en los trastornos de la conducta alimentaria como la anorexia
nervosa o la bulimia. En las adicciones, el placer solo puede ser alcanzado al
satisfacer el estímulo adictivo como en el caso del tabaquismo o la
drogadicción y ningún otro estímulo es suficiente para alcanzar el placer. Las
conductas aversivas en las que incluso una necesidad como comer produce más
disgusto que placer llevando a consecuencias de desnutrición por una percepción
errónea de estar pasado de peso.
Otra forma de
placer patológico es que convertimos en necesidades esos apegos a los objetos,
que se nos vuelven como el alimento y cuando no los tenemos, esa sensación de
ausencia y de malestar, se nos parece al hambre y así se asemeja en nuestro
cerebro y en los centros de recompensa. Estamos cambiando nuestro cerebro para
que nuestras posesiones y el reconocimiento sean como una especie de necesidad
y lo pongamos por delante de muchas necesidades básicas, lo que explica el
porqué de muchas personas sacrifican su alimentación para poner las fotos en
las redes sociales luciendo cuerpos de portada de revista de modas, o se
someten a deudas impagables por tener un guardarropa a la moda y pierden
amistades o sus relaciones familiares por trabajar excesivamente para lograr un
reconocimiento público.
Otro
tipo de patología es la constante búsqueda de gratificación inmediata y la
intolerancia ante la mínima molestia. La oferta de múltiples alternativas de
placer inmediato dadas por los medios de producción, vendiendo imágenes de
éxito y felicidad a través de modelos con cuerpos ideales o retocados por
computador, indicando que la persona exitosa que la que tiene un teléfono de
moda, una ropa de diseñador o la que viaja cada año a Dubái hace que las
personas se sientan permanentemente comparadas con estos ejemplos que son
inalcanzables, pero hace que las personas se presionen a sí mismas para
alcanzarlos y se culpen a ellos mismos por no lograrlos. Esto origina
depresión, ansiedad y conductas nocivas como trabajar en exceso llevando al
estado conocido como quemado o burn out.
La felicidad no
es lo que nos venden, esto es solo un simple generador de placer efímero, ya
que una vez satisfacemos esa necesidad creada por la publicidad y la sociedad
de consumo que explota el placer generado al sentirnos reconocidos, importantes
y poderosos al tener cosas o hacer cosas que nos hacen sentir esa importancia,
para que compremos mercancías superfluas e innecesarias que luego serán
desplazadas por obsoletas o porque son pasadas de moda generando otra necesidad
creada, con otro producto diseñado para generar la misma necesidad. Es un ciclo
interminable de insatisfacción consumista que vacía nuestros bolsillos y llena los
de los comerciantes.
Existe un estudio realizado en la universidad de Harvard el cual se evalúa a largo plazo a un grupo de hombre adultos para determinar cuál podrían ser las variables que determina mejor la salud, el bienestar y la felicidad, y la conclusión podría resumirse en tener buenas relaciones interpersonales y que estas relaciones sean estrechas. Como humanos la felicidad está en los demás, en tener lazos estrechos con los otros seres humanos y quien no lo logra carecerá del bienestar y la felicidad. https://www.ted.com/talks/robert_waldinger_what_makes_a_good_life_lessons_from_the_longest_study_on_happiness?utm_source=tedcomshare&utm_medium=referral&utm_campaign=tedspread.
Buscamos la felicidad en los lugares y las cosas equivocadas, en vez de perseguir lo verdaderamente valioso, hemos preferido caer en la recompensa visceral de las felicidades transitorias y satisfacción inmediata. Nos dejamos vender modelos de felicidad de parte de las empresas, de los gobiernos o de las ideologías.
Debemos propender
por lograr una relación verdadera con alguien, no importa y no es indispensable
que involucre amor romántico, puede ser un gran amigo o una relación entre
nuestros familiares, lo importante es que logre que le importes a alguien y ese
alguien te importe mucho. Tampoco es necesario exponer ante la sociedad cada
una de nuestras experiencias, logros u objetos materiales para que estos nos sean
valiosos. Ser más introspectivos y dejar que el disfrute de la experiencia sea
la meta final.