martes, 20 de diciembre de 2016

LA BANALIDAD

Sin saber de filosofía lo que me gustaría, de Wittgenstein leí que de lo que no se sabe no se habla y creo que esa frase entraña uno de los principales problemas de nuestra sociedad. Hay mucho pretencioso y mucho inconsciente que cree saber mucho de cualquier tema, pontifica y da cátedra porque lee una gráfica o frase, que ahora es llamado meme, tan popular en las redes sociales o si mucho revisa un artículo que trate someramente sobre temas que tienen una gran complejidad. Yo, como médico constantemente me enfrento a pacientes, conocidos e incluso familiares que al parecer imaginan qué su búsqueda en Google es equivalente a mis años de estudio, durante los cuáles he recibido un entrenamiento extenso en el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades. Imagino que esa misma situación les ocurre a muchos profesionales que tienen que luchar contra estos sabelotodos superficiales que le quieren enseñar a construir a un ingeniero o de pedagogía a un docente.
  
La adquisición del conocimiento es mucho más compleja de lo que la mayor parte de la gente ha venido acostumbrada a enfrentar. Los grandes temas del conocimiento como la ciencia, las humanidades, el arte y la tecnología exigen años de arduo estudio y práctica antes de considerarse un experto. Tratar estos temas por parte de ignorantes y legos que no tienen toda la preparación necesaria evidentemente terminará en errores y malentendidos que entorpecerán procesos y dañaran las relaciones entre las personas. Los datos imprecisos y sin la correcta aplicación de contexto ha causado malos entendidos mayúsculos, el ejemplo más patético son las redes sociales en las que se difunden sin ningún control afirmaciones sin ningún tipo de sustento e incluso con la clara intención de confundir,  con las que muchas personas se influencian. 

Pero ¿de dónde proviene esta banalidad? En parte la culpa la tiene el sistema educativo, que se ha dedicado a llenarle de datos la cabeza a los estudiantes, a bajar los estándares de calidad para aumentar el número de titulados en educación y a espantar a los buenos profesionales de las áreas docentes con pagos y tratos inadecuados con su grado de formación. Se ha premiado la educación de asistencia, ya el mero hecho de asistir casi que te garantiza un título y la educación en exceso de memoria, sin dedicarse a la reflexión y al análisis de los tópicos de educación. Yo estaría dispuesto a sacrificar la cantidad de contenidos y aumentar el número de horas dedicadas al razonamiento. 

La otra explicación de la banalidad está en los medios de comunicación y de producción que promueven la vida fácil, los gustos inmediatos y competencia por los bienes materiales. El esfuerzo académico es visto como un desgaste innecesario, además que será mal retribuido, el buen juicio y el raciocinio se han visto desplazados por la astucia y la intrepidez temeraria. La facilidad de los accesos a la información, hacen que el esfuerzo de encontrar una fuente verídica no sea lo usual, además el promover los textos cortos hace que se pierda la profundidad y se tomen decisiones basados en muy poca información. 

Ahora estamos viendo las consecuencias de esta disminución de capacidad de análisis, en las que se toman decisiones poco racionales que impactan globalmente como el llamado Brexit o la elección de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos. A largo plazo veremos si estas decisiones fueron correctas, pero todo hace pensar que el futuro es más oscuro. Espero esto sea a semejanza de la Edad Media seguida de un Renacimiento. 

Juan Gonzalo Gómez Lopera 
@juangonzalo01

lunes, 29 de agosto de 2016

SOBRE LAS REDES SOCIALES

El uso de las redes sociales lo he restringido casi todo a una actividad receptora más que emisora, al menos en lo que usualmente las demás personas lo usan. La mayor parte de las personas usan las redes sociales para publicar fotos de lo excelente que lo pasan en lugares o con amigos, para celebrarse a sí mismos lo bien que se ven con ropas de marcas que compraron para usar una única vez en una fiesta, para inundar de fotos de animales o niños haciendo cosas graciosas o para inspirar compasión que al final usan para alimentar su propio ego "vean, yo sí soy compasivo, sean como yo que si me importan los niños y los animales", también para defender causas y opiniones que tienen pero sin la menor base argumental o racional.

Yo en cambio me declaro en rebeldía contra este uso, la mayoría mis publicaciones tienen una clara política de privacidad, escojo a quien le quiero mostrar mis relaciones, mis amigos, mi aspecto personal o mis opiniones. No todos son dignos de saber todo de mí, ni siquiera es sano, ya que han sucedido casos de acoso y violencia a las personas a través de estas redes. También sé que las redes sociales son un excelente medio de difusión del conocimiento y las noticias, las cuales siempre hay que verificar el origen de la información, ya que es frecuente que se manipule o se trivialice sin ningún tipo de censura, además que recordar que un medio para difundir información no es un medio de información, así que si algo es interesante o importante no debe quedarse sólo con lo que se lee en redes sociales, sino profundizar e ir a la fuente original.

Las redes sociales también son un termómetro de lo que está pasando en nuestra sociedad, ya que es ahí donde muchas veces se ve para donde se está dirigiendo el interés de la sociedad (modas, espectáculos, políticas, deportes, música, publicidad) también es el lugar ideal para ver cómo la gente es manipulada por la publicidad y por los medios, además de los grupos políticos. Además la batalla argumental es de una pobreza extrema, ya que ni el más mínimo asomo de racionalidad y prudencia, hacen que cualquier intento de discusión sea imposible.

Las redes sociales no son culpables de ser lo que son, son el medio por el cual nuestra sociedad se refleja, con sus muestras escasas virtudes y sus múltiples defectos, se ha vuelto el medio por el cual la irracionalidad, la desinformación y el narcisismo se ha hecho más público que antes. Antes de morir Umberto Eco se quejaba de que les hemos dado la voz a los idiotas, las redes sociales lo han dado, pero también le han dado la voz a la inmensa minoría que es buena y que no se debe dejar aplastar por idiotez generalizada.

JUAN GONZALO GÓMEZ LOPERA

@juangonzalo01

viernes, 13 de mayo de 2016

EL DESENCANTO DE LA POLÍTICA




Todos los días estoy más desinteresado en la política, tanto nacional como internacional porque en vez de ver una posible solución, solo veo porquería tras porquería que generan problemas mayores que hacen la luz al final del túnel se vea más lejana, cuando no ausente.


Cada decisión tomada por un político puede tener impactos inimaginables sobre la población, deteriorando la calidad de vida y llevando a que la gente se desencante o tome modos ilegales de actuar con tal de sobrevivir.


Mucha gente ante esta queja y el desencanto sobre la política dirá: el cambio proviene de cada uno mismo, deja de quejarte, ve y cambia las cosas. Confrontar un medio tan corrompido, tan carente de ética y moral exige una fuerza que solo dan un gran liderazgo y una persona tan proba que raya en lo inverosímil. No todos tenemos la capacidad de soportar medios tan duros sin ser absorbidos por las malas mañas o ser expulsados o muertos por el ambiente hostil de la política. Todos hemos conocidos de gente buena y con grandes intenciones que han sido asesinados o se han retirados asqueados de la política.


La política no es el único modo de cambiar el mundo, existen otras más nobles como lo ciencia y la filosofía, sin querer decir que sean perfectas o que no hayan episodios de maldad y abuso. Pero estas van en busca de respuestas distintas y generan cambios más duraderos en las sociedad, aunque menos espectaculares y con menos difusión mediática. Trabajar en estas áreas permite lograr tomar mejores decisiones y conocer el impacto de estas.


Todas las formas de Estado son imperfectas y temporales, nunca nadie estará completamente satisfecho con una forma de gobierno, incluso las llamadas ideales dentro de nuestra sociedad occidental como son la democracia, que ha sido tan promocionada por Hollywood y su gran aparato de propaganda del modo de vida occidental y en especial del estadounidense.


Siempre habrá algún inconforme que prefiera un rey o un dictador que le evite tomar decisiones y determine sin cuestionamientos las conductas de un pueblo, el aristócrata que prefiera que una élite le haga el favor de gobernar a la plebe y ellos reciban los beneficios económicos mientras los otros reciben las migajas y el anarquista que desea que no haya ninguna regla y que todos hagan lo que les venga en gana.


Vivir oprimido es terrible, pero una vida sin reglas es intolerable, el punto medio es un ideal al que no se llegará porque cada persona tenderá hacia un lado u otro de acuerdo a sus intereses, la situación particular que cada persona viva e incluso de acuerdo a la educación que haya recibido.


Por eso la política es una actividad que a mi parecer es vana, pero no podemos escapar de ella, porque afecta nuestra vida y por lo tanto es mejor estar enterado de las execrables actividades de los políticos, aunque espero nunca tener que participar en ella.

JUAN GONZALO GÓMEZ LOPERA

martes, 26 de enero de 2016

¿Quién carajos dirige a Colombia?

Ante las noticias que todos los días salen en periódicos, radio, televisión y medios digitales no puedo más que preocuparme por el rumbo que tiene nuestra sociedad colombiana. Es cada vez más frecuente que se sepan noticias sobre nuestros dirigentes más importantes en las que están envueltos en delitos o cosas sórdidas que escandalizan cada vez más a los medios y a la sociedad, esto mientras no aparezca otro escándalo que desplace de las primeras planas al anterior y así sucesivamente.

En la última semana se han sabido de casos que tocan particularmente a cargos que se encargan de la población más vulnerable de la sociedad, empecemos por la directora del Instituto de Bienestar Familiar que denuncia a un periodista y le pide a Twitter que cierre la cuenta, de este porque le exige públicamente una respuesta sobre los contratos de alimentación que como la mayoría de los de este país están amañados para asignarlos a contratistas incapaces y avaros que matan de hambre a niños de escasos recursos. Esta funcionaria más preocupada por su buen nombre que por solucionar este problema de nutrición a la infancia, decide que es más importante callar a un periodista que confrontar y exigir mejores medidas de alimentación a los niños.

El otro caso que nos afecta es el del Defensor del Pueblo que está siendo cuestionado gravemente por acoso laboral y sexual a varios empleados de esta dependencia, esto obviamente debe ser probado ante las instancias judiciales las cuales determinarán bajo una investigación cuáles son los verdaderos alcances de este desagradable episodio. Lo que es insostenible es que la persona designada para defender los derechos humanos de los colombianos esté involucrado en casos donde el maltrato y el acoso estén bajo investigación. Es inadmisible que una persona con este tipo de cuestionamientos persista en su cargo haciéndole daño a una institución y perdiendo toda credibilidad.

Estos casos por no mencionar al director de la policía, el presidente de la Corte Constitucional, el ex ministro Arias, congresistas, jueces y miembros de la rama ejecutiva que hacen avergonzar a cualquier país serio y aun así no tengan las soluciones dignas para evitar hacerle más daño a la ya desprestigiada imagen de las instituciones del Estado.

La pregunta es: ¿quién dirige a Colombia? ¿cómo personas que tienen bajas calidades morales terminan en cargos que exigen probidad y decencia? La elección de funcionarios que tienen en sus manos el destino de este país son nombrados de acuerdo a las conveniencias políticas y económicas de los nominadores de estos cargos, pagan favores y ponen a personas de confianza para entregar contratos o favorecer decisiones que les convienen a políticos y empresarios por encima del bien general.

No hay confianza, a la gente le da miedo confrontar porque el Estado y sus instituciones no están de su lado, saben que si denuncian hay más riesgo de perder que de ganar, saben que las instituciones defienden al poderoso que puso en el cargo al que debe velar por sus derechos. No hay Estado si el pueblo no cree en él, por eso es que es común que en Colombia se tomen la justicia por sus propias manos, porque ni la policía, ni el ejército, ni la justicia, ni los órganos legislativos ni el poder ejecutivo cuida al ciudadano.

Porque Colombia no es un país de revoluciones como en otros vecinos de América Latina, además porque al primer conato de marcha son aplastados bajo el remoquete de guerrilleros, comunistas y tira piedras, por el ESMAD. Pero mi triste conclusión es que en Colombia no hay Estado y este es el país de defiéndase como pueda, porque sino le va peor.

Esperemos que la situación mejore, pero es un vano optimismo y que en algún momento este país no se vuelva inviable.

JUAN GONZALO GÓMEZ LOPERA
@juangonzalo01

martes, 19 de enero de 2016

La imposibilidad de la paz de Colombia

Es generalizado que en Colombia hablemos mucho de la paz, ya que los períodos de esta han sido muy escasos y en nuestra nación este es uno de los principales anhelos. Es frecuente que se imagine que si hubiera paz en Colombia se le imagine como un paraíso bíblico donde el león paciera junto al cordero y manaría leche y miel.

La gente cae en el error de creer que la paz es la ausencia de conflicto armado o sea que no haya guerrilla o paramilitares; esto es lo que nos venden los políticos ahora que hay unos diálogos de paz en curso con la guerrilla, es lo que nos vendieron en el anterior gobierno con la fallida reinserción de los paramilitares a la vida política que al final degeneró en las bandas criminales conocidas con el acrónimo de bacrim

Resulta que el conflicto armado es la manifestación extrema del odio, donde hay unos bandos con intereses completamente distintos que han decidido que para imponerlos se requiere de matar, robar, secuestrar, engañar o torturar a quien se ponga en su camino. Pero este conflicto armado no deja de ser un síntoma mas que la causa de la guerra que vive Colombia.

El verdadero origen de esta ausencia crónica de paz es más por el odio, egoísmo y falta de consideración por los demás, evidente en la mayoría de interacciones sociales que hay en este sufrido país. Hay una manifestación que me sorprende cada vez más y son los foros de comentarios de artículos de los periódicos locales que más leo como El Espectador, El Tiempo o El Colombiano, por no decir de las redes sociales. En los comentarios ante cualquier tema sea político, social, deportivo o de farándula es evidente la carga de odio y agresividad presente en nuestra vida cotidiana. La gran mayoría son insultos, ofensas y amenazas por doquier, al columnista, a los demás comentaristas, al diario, al gobierno, a la oposición, al equipo contrario, al actor, etc.

Estos comentarios son la muestra de la violencia permanente de nuestra sociedad que carece de los mínimos básicos de comprensión, raciocinio, empatía y educación hacia los demás. No hay un debate con argumentos o ideas, además de la evidente carencia de las habilidades para redacción ni un conocimiento de ortografía. Estas personas que hacen estos comentarios me las imagino absolutamente despiadadas, violentas e intolerantes y así es imposible lograr la paz.

Es evidente que la paz no se alcanzará nunca si este país continua alimentándose de odio ante cada comentario o evento. La agresividad permanente visible en los comentarios, en el tránsito y en las relaciones sociales hacen que aumente la violencia y a cada acto violento sea mínimo le respondan con otro mayor hasta volverse un conflicto del tamaño que vive Colombia.

Tengo la esperanza de que Colombia algún día logre la ausencia de un conflicto armado, pero no basado en el triunfo de un bando sino de que la agresividad y el odio que hay en las personas se cambie por tolerancia y razón.

Por:
JUAN GONZALO GÓMEZ LOPERA
@juangonzalo01