martes, 17 de octubre de 2017

EL MUNDO Y LA CULTURA DEL VIVO



De alguna forma esto no se puede putear, algo hay que hacer para que los seres humanos no sigan depredando la Tierra.

La gente es mucha y lo que es peor, la gente es inconsciente, actúa sin razonamiento y sin previsión. Además del daño que de manera inadvertida le estamos produciendo al mundo, con cada acción de la llamada civilización.

Me da tristeza es ver que ese ánimo depredador predomina en nuestra pródiga tierra tropical, en Colombia y en particular en Antioquia existe una cultura de búsqueda del dinero y de la posesión de bienes materiales como fin único; es más, ni siquiera la disfrute de estos bienes es el fin, el fin es exhibirlos.

Enseñarle a los demás lo que tengo y que soy a través de mis posesiones y sentirse humillado por la carencia de bienes a exhibir, es la forma más baja de posesión, la necesidad de aprobación externa.

Este tipo de actitudes ante la vida y las posesiones, es la que ha llevado a que existan personas como el narcotraficante y terrorista Pablo Escobar, que en el ánimo de obtener plata a como diera lugar y poder exhibirse, además de enfrentarse con todos los medios necesarios incluyendo bombas indiscriminadas, asesinatos de enemigos como policías o político, hacer alianzas para luego romperlas y aun así elevarlo al estatus de ídolo popular por los medios que le han hecho series donde lo ponen como una especie de héroe por el hecho de "no dejarse joder de nadie".

Los paisas (normalmente me incluyo por ser antioqueño, pero esta vez no me considero este tipo de paisa que describo) presumen de poder conseguir dinero, de aprovechar de la situación es, que en la jerga paisa llamamos "lograr", vivir desesperados por ser los primeros en lo que sea, así no tenga mucha utilidad práctica, destruir el ambiente o engañar las leyes perjudicando a los demás y además de jactarse de ello.

Me preocupo por el mundo que le espera mi hijo, aunque me gustan muchas cosas de mi cultura paisa, esa parte de ser "vivo" me avergüenza.

JUAN GONZALO GÓMEZ LOPERA | @juangonzalo01

martes, 13 de junio de 2017

LA FELICIDAD NO ES LO QUE NOS VENDEN


Hay dos cosas en la sociedad a las que se les da una excesiva importancia, las posesiones materiales expresadas a través del dinero, las cosas y el disfrute hedónico y el reconocimiento social por cualquier clase de mérito sea académico, social, científico, estético y cognitivo, tanto es así que muchas personas en el afán de ser reconocidas hacen sacrificios personales inimaginables en pos de que sean visibles a las demás personas.

¿Hasta dónde sacrificaríamos nuestro bienestar por algo tan vano como las cosas y el reconocimiento, que son deleznables y efímeras? el apego hay lo externo causa el sufrimiento, por lo que nunca es suficiente lo que se tiene o cuando se pierde algo que se daba por sentado.


La sensación de felicidad que se obtiene cuando se logra el objeto del deseo, es alta pero se desvanece rápidamente, esto se hace patente cuando alguien hace una fila de varios días por el teléfono móvil de moda y se alegra de ser el primero en tenerlo y de presumirlo en las redes sociales para que lo reconozcan sus amigos y otros que no lo son tanto, pero esta alegría pasa a los pocos días cuando ya vuelve a ser lo que es, un teléfono como cualquiera que será reemplazado por otro con nuevas características.

La felicidad dada por los objetos y el reconocimiento, es la misma alegría que tiene un animal cuando se suple una necesidad básica, cuando se alimenta o incluso en el caso de las mascotas, lo que sucede cuando ve a su amo. Volvemos necesidades esos apegos a los objetos, que se nos vuelven como el alimento y cuando no los tenemos, esa sensación de ausencia y de malestar, se nos parece al hambre y así se asemeja en nuestro cerebro y en los centros de recompensa.

Estamos cambiando nuestro cerebro para que nuestras posesiones y el reconocimiento sean como una especie de necesidad y lo pongamos por delante de muchas necesidades básicas, lo que explica el porqué de muchas personas sacrifican su alimentación para poner las fotos en las redes sociales luciendo cuerpos de portada de revista de modas, o se someten a deudas impagables por tener un guardarropa a la moda y pierden amistades o sus relaciones familiares por trabajar excesivamente para lograr un reconocimiento público.

Existe un estudio realizado en la universidad de Harvard el cual se evalúa a largo plazo a un grupo de hombre adultos para determinar cual podrían ser las variables que determina mejor la salud, el bienestar y la felicidad, y la conclusión podría resumirse en tener buenas relaciones interpersonales y que estas relaciones sean estrechas. Como humanos la felicidad está en los demás, en tener lazos estrechos con los otros seres humanos y quien no lo logra carecerá del bienestar y la felicidad. https://www.ted.com/talks/robert_waldinger_what_makes_a_good_life_lessons_from_the_longest_study_on_happiness?utm_source=tedcomshare&utm_medium=referral&utm_campaign=tedspread.

Buscamos la felicidad en los lugares y las cosas equivocadas, en vez de perseguir lo verdaderamente valioso, hemos preferido caer en la recompensa visceral de las felicidades transitorias y satisfacción inmediata. Nos dejamos vender modelos de felicidad de parte de las empresas, de los gobiernos o de las ideologías.


Debemos propender por lograr una relación verdadera con alguien, no importa y no es indispensable que involucre amor romántico, puede ser un gran amigo o una relación entre nuestros familiares, lo importante es que logre que le importes a alguien y ese alguien te importe mucho. Tampoco es necesario exponer ante la sociedad cada una de nuestras experiencias, logros u objetos materiales para que estos nos sean valiosos. Ser más introspectivos y dejar que el disfrute de la experiencia sea la meta final.


JUAN GONZALO GÓMEZ LOPERA

@juangonzalo01

viernes, 3 de marzo de 2017

SOBRE LA MUERTE



Siempre enfrentarse a la muerte es algo muy difícil y en la mayoría de las veces es muy triste, en otras ocasiones es un alivio cuando se sabe que termina un sufrimiento actual y potencial proveniente de una enfermedad física y podría también decirse cuando el sufrimiento es emocional, en casos de suicidio.

Nuestra mente trabaja de una  manera que tiene insertado evolutivamente el instinto de supervivencia, lo que hace que siempre queramos mantenernos vivos a toda costa, pero este también puede inactivarse ante estímulos emocionalmente muy violentos como ver en peligro a un ser querido, como bien lo saben algunos padres cuando ven a sus hijos en riesgo. También existen las depresiones y otras enfermedades mentales que inducen al suicidio y cuando una situación es tan extrema y la muerte es cercana e inevitable, como bien lo saben los soldados en batalla. Solo así le damos la bienvenida y la llamamos como San Francisco de Asís, la hermana muerte.

Muerte de la Virgen, La Dormición o El Descendimiento, 1605-06, por Caravaggio, Óleo sobre lienzo, 369 x 245 cm., (Barroco Italiano-Caravaggismo oscuro)
El temor a la muerte es el temor a lo desconocido, los que aseguran que nos  espera un “más allá” lo hacen desde el punto de vista religioso y se asume desde la fe no del conocimiento, nadie ha vuelto a contar lo que hay y lo que no hay, es algo sin regreso e irremediable, por lo tanto incognoscible, por lo que aterra a los llamados vivos.

Para poder entender la muerte, debemos entender la vida y que es lo que representa, cuáles son sus atributos. De estos atributos sabemos que los humanos a través de la conciencia de nuestro ser, de que somos un individuo con un nacimiento y un final que es dado porque percibimos el tiempo. Muchos animales perciben cuando un animal está vivo o muerto e incluso se sabe que hacen algunos rituales para algunos de los miembros de su manada, además evitan la muerte a través del miedo que es una emoción, aun así no se imaginan un más allá, ni se preguntan si somos poseedores de un alma inmortal, el deseo de perdurar más allá de la muerte es exclusivamente humano.

La muerte biológica es el cese de las funciones cerebrales que posteriormente causa el cese de las funciones corporales, la muerte no es causa por la parada cardiaca como habitualmente se piensa, sino por la ausencia de funciones cerebrales, ya que el estado que es llamado muerte cerebral es absolutamente irreversible, mientras un paro cardiaco y respiratorio puede ser revertido mediante tecnología médica. Es el cerebro la fuente de todo nuestro conocimiento y de nuestra esencia como ser humano.

El ser humano siempre alberga la esperanza de que la muerte no sea el final y que nuestra conciencia y nuestra esencia sobreviva después, pero debemos asumir una postura escéptica ante esto no está a nuestro alcance saber que hay más allá de la muerte, por ahora debemos asumir que la muerte es un proceso biológico y que nuestra conciencia y nuestra esencia finaliza una vez nuestro cerebro deja de funcionar.

lunes, 6 de febrero de 2017

El impacto del comportamiento humano



Uno de los mayores misterios que existe es el porqué del comportamiento humano, porqué se hace algo o se deja de hacer algo. Todos somos de algún modo esclavos de nuestra condición humana, que es irrenunciable y de la que dependemos para nuestra conducta.

En el proceso evolutivo de nuestra especie hubo un gran salto que determinó nuestra supervivencia y éxito, el desarrollo del lóbulo frontal cerebral con el que logramos superar las respuestas inmediatas para suplir nuestras necesidades básicas como alimentación, sueño, reproducción y conservación de la vida, con el que hemos logrado planificar más allá, percibir el paso del tiempo, predecir resultados y ser conscientes de nuestro ser y de nuestro entorno. Además de lo mencionado otra de las habilidades críticas es la empatía, la capacidad de ponernos en el lugar de los demás y sentir de un modo lo que otro individuo siente.

Aun somos presas de nuestro instinto animal, procedente del llamado lóbulo límbico que es el que procesa las emociones que vienen de las necesidades insatisfechas y que es controlado por el lóbulo frontal con su proceso racional que ayuda a resolverlas. Cuando ese aspecto inferior y animal supera de alguna manera a la razón y perdemos el control de nuestros impulsos, podemos volvernos egoístas, violentos y salvajes. Nos volvemos irracionales.
Los logros de la llamada civilización dependen de la razón como: el control del fuego, la fabricación de herramientas, vestido, construcción de viviendas, agricultura y ganadería para alimentación. Todo esto se alcanzó con la observación de la naturaleza, de la evaluación de los efectos de las acciones, predicción de resultados que entre más a largo plazo, más evolucionados e inteligentes podríamos llamarnos.

Al final, estos logros al modificar la naturaleza, nos dieron una preponderancia jamás vista, cambiar el ambiente de manera que no dependamos de lo que este buenamente nos quiera dar, sino que podemos conseguir que esta nos sirva. Aun así hemos visto que este tipo de modificaciones a la naturaleza, está cambiando peligrosamente al planeta, como ejemplos están la medicina que ha hecho que muchas muertes prevenibles se eviten aumentando las tasas de natalidad y la esperanza de vida del ser humano, además la agricultura ha provisto de seguridad alimentaria a alguna parte de la humanidad considerando que hay una marcada desigualdad que viene en aumento, generando así una sobrepoblación, un excesivo gasto de recursos y que los desechos producidos por la actividad humana se produzcan más rápido de lo que se pueden degradar. Probablemente esto hará que cambiemos lo suficiente al planeta para hacerlo inhabitable en un futuro para nuestra especie y las demás que habitan la Tierra.

Se debe pensar cómo evitar en un futuro el impacto de esas acciones repercutirá en la supervivencia de la especie y las demás especies. Pero surge un problema, nuestra mente ya no es capaz de pensar más allá, se ha perdido lo que se había logrado, nos hemos vuelto superficiales y solo con visión a lo inmediato, por lo que nuestra capacidad de evaluación de nuestra conducta se ha perdido.

La humanidad, a través de las comodidades que ha creado, ha debilitado a la especie, haciendo que las personas racionales sean cada vez menos, que las personas que piensan más allá de las respuestas inmediatas sean pocas, porque damos por sentado que nuestras necesidades básicas están resueltas, creemos que el agua siempre saldrá del grifo, que los alimentos vienen del supermercado y los depredadores están en los zoológicos. El consumismo nos ha vuelto menos humanos, menos racionales y nos llevará a una segura destrucción de la humanidad.

En la búsqueda del placer inmediato, el ser humano ya no sigue reglas, ya no considera a los demás, ya ni siquiera se considera a sí mismo. Los logros del lóbulo frontal están perdiendo.

Es una visión pesimista, pero es real, lamentablemente creo que el cambio individual para volver a usar las funciones del lóbulo frontal es inútil en escala global, porque la corriente social del consumismo y la superficialidad no tiene forma de cambiar a menos que nos enfrentemos a un desastre mundial como una guerra mundial, un cambio climático, una pandemia o una hambruna que obligue a la humanidad a un drástico giro en su conducta.

Estos días llegarán, probablemente el ascenso al cargo con más poder en la humanidad por parte de uno de estos superficiales que viven solo en el presente, es el aviso del comienzo del fin.

Ojalá me equivoque.

JUAN GONZALO GÓMEZ LOPERA
@juangonzalo01